"On n'est pas dans le futurisme, mais dans un drame bourgeois ou un thriller atmosphérique"
-¡Bet! -¡Beth! -¡Bess! -¡Betsey! -¡Betty! Todos estos nombres resonaron sucesivamente en el magnifico vestibulo de Helensburgh con arreglo a la costumbre del hermano Sam y del hermano Sib de llamar asi al ama de llaves de la mansión. Pero en aquel momento los diminutivos familiares del nombre de Élisabeth no hicieron aparecer a la buena mujer ni tampoco si la hubieran llamado con su nombre entero. En cambio, el que apareció en la puerta del vestibulo con la gorra en la mano fue el mayordomo Partridge en persona. Partridge se dirigió a los dos personajes de alegre semblante sentados en el alféizar de una ventana que hacia tribuna en la fachada de la casa: -Los senores han llamado a la senora Bess -dijo-, pero la senora Bess no esta en casa. -¿Dónde esta, pues, Partridge? -Ha salido acompanando a la senorita Campbell, que se pasea por el jardin. Y Partridge se retiró ceremoniosamente, obedeciendo una senal que le hicieron los dos hermanos. Estos dos hermanos, Sam y Sib -cuyo verdadero nombre de bautismo era Samuel y Sébastien-, tios de la senorita Campbell, escoceses de pura cepa, escoceses de un antiguo clan de las Tierras Altas, contaban entre los dos la bonita edad de ciento doce anos, con una diferencia sólo en quince meses entre el mayor Sam y el menor Sib.
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