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De la tierra a la lun

Couverture du livre « De la tierra a la lun » de Jules Verne aux éditions Culturea
  • Date de parution :
  • Editeur : Culturea
  • EAN : 9791041937714
  • Série : (-)
  • Support : Papier
Résumé:

Durante la Guerra de Secesión de los Estados Unidos, se estableció en Baltimore, ciudad del Estado de Maryland, una nueva sociedad de mucha influencia. Conocida es la energia con que el instinto militar se desenvolvió en aquel pueblo de armadores, mercaderes y fabricantes. Simples comerciantes y... Voir plus

Durante la Guerra de Secesión de los Estados Unidos, se estableció en Baltimore, ciudad del Estado de Maryland, una nueva sociedad de mucha influencia. Conocida es la energia con que el instinto militar se desenvolvió en aquel pueblo de armadores, mercaderes y fabricantes. Simples comerciantes y tenderos abandonaron su despacho y su mostrador para improvisarse capitanes, coroneles y hasta generales sin haber visto las aulas de West Point, y no tardaron en rivalizar dignamente en el arte de la guerra con sus colegas del antiguo continente, alcanzando victorias, lo mismo que éstos, a fuerza de prodigar balas, millones y hombres. Pero en lo que principalmente los americanos aventajaron a los europeos, fue en la ciencia de la balistica, y no porque sus armas hubiesen llegado a un grado mas alto de perfección, sino porque se les dieron dimensiones desusadas y con ellas un alcance desconocido hasta entonces. Respecto a tiros rasantes, directos, parabólicos, oblicuos y de rebote, nada tenian que envidiarles los ingleses, franceses y prusianos, pero los canones de éstos, los obuses y los morteros, no son mas que simples pistolas de bolsillo comparados con las formidables maquinas de artilleria norteamericana. No es extrano. Los yanquis no tienen rivales en el mundo como mecanicos, y nacen ingenieros como los italianos nacen músicos y los alemanes metafisicos. Era, ademas, natural que aplicasen a la ciencia de la balistica su natural ingenio y su caracteristica audacia. Asi se explican aquellos canones gigantescos, mucho menos útiles que las maquinas de coser, pero no menos admirables y mucho mas admirados. Conocidas son en este género las maravillas de Parrot, de Dahlgreen y de Rodman. Los Armstrong, los Pallisier y los Treuille de Beaulieu tuvieron que reconocer su inferioridad delante de sus rivales ultramarinos. Asi pues, durante la terrible lucha entre nordistas y sudistas, los artilleros figuraron en primera linea. Los periódicos de la Unión celebraron con entusiasmo sus inventos, y no hubo ningún hortera, por insignificante que fuese, ni ningún candido bobalicón que no se devanase dia y noche los sesos calculando trayectorias desatinadas.

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