"On n'est pas dans le futurisme, mais dans un drame bourgeois ou un thriller atmosphérique"
Soames Forsyte salió del hotel Knightsbridge, donde estaba parando, la tarde del 12 de mayo de 1920, con la intención de visitar una colección de cuadros que se exponia en una sala de la calle Cook. Desde la guerra, nunca tomaba un coche de alquiler si podia evitarlo. Los conductores eran, a su juicio, una pandilla de sujetos inciviles, que sólo se recivilizaban ahora que las restricciones desaparecian y la oferta volvia ya a exceder a la demanda, cosa que sucede forzosamente a los humanos. Sin embargo, no los habia perdonado, identificandolos, como a todos los miembros de su clase, con la revolución. La ansiedad considerable que habia pasado durante la guerra, y la mayor aún que estaba pasando desde el establecimiento de la paz, habian producido consecuencias psicológicas en una naturaleza que era tenaz. Habia experimentado mentalmente tantas veces la ruina, que habia dejado de creer en su probabilidad material. Pagando cuatro mil de impuestos al ano, no se podia estar ya peor. Una fortuna de un cuarto de millón, sin mas que mujer y una hija que sostener y en formas muy diversas invertidas, proporcionaba una considerable garantia contra aquella tonteria que algunos propugnaban de la incautación de capitales. En cuanto a la confiscación de los beneficios de guerra, estaba por completo en pro de ella, pues él no habia hecho ninguno. El precio de los cuadros, de haber cambiado, habia sido para subir, y él habia comprado muchos durante la guerra. Los ataques aéreos también habian ejercido influencia sobre un espiritu por naturaleza cauto y habian endurecido su caracter. El peligro de ser destrozado y dispersado inclina a las personas a tener menos miedo a los pequenos destrozos y dispersiones de los impuestos y tasas, mientras que la costumbre de maldecir a los alemanes le habia llevado a la costumbre de maldecir a los laboristas, si no abiertamente, al menos en el fondo de su alma.
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